EPISODIO 1: «SÍ ES TU TALLA» – LA GRAN MENTIRA EN PERÚ

en 11 mar 2024

Nací pesando 5.6 kg. Para los que no saben eso es casi el doble del peso de un bebé estándar. Las cunas del hospital no estaban listas para recibir un Todinito en pañales y tuvieron que juntar dos y acostarme en diagonal. Agradezcamos al universo que salí por cesárea. 

Más o menos a los 15 años de edad comencé a tener problemas con la famosa “talla XL” peruana – que de XL sólo tiene el precio – y salir de compras más se convertía en una experiencia amarga que en un plan alegre y familiar. No soy un ser paciente, soy bien ansioso. Tampoco disfruto de conversar con vendedores, menos aún con esos que no son talentosos y se aprendieron el guión esa misma mañana. Repiten las mismas frases como un disco rayado. Los más talentosos, con vena actoral, acentúan o gesticulan en ciertas palabras para agregarle credibilidad a su discurso: 

“¡Esa prenda cede!” – les creí las primeras… ¿8 veces? 

“Es que eso no encoje. Esta tela no encoje. Te queda hoy te queda siempre” – y pasó a ser ordenada al final del cajón, porque ya no me entraba. 

 

“¡Sí te queda! ¿Ya ves? Perfecto.” – por algún motivo, ahora que hago memoria, recuerdo que siempre exclamaban esto mientras le daban pequeños estironcitos a la prenda, por diversos lados. Recuerdo con especial odio esta frase porque era su respuesta predilecta: yo podía decir CUALQUIER ARGUEMENTO VÁLIDO y, automáticamente, la repetían. “¡No! ¡Si te queda perfecto! Si no, te lo diría, mira, perfecto, acá. Perfecto.” 

No sé si yo era idiota o muy maleable, pero terminaba comprando. En casa, días después, tenía que aprender a caminar erguido y ajustando el abdomen para que la prenda me quede realmente perfecta. Un Olé Olé más y al final del cajón. 

Bienaventurado el vendedor que desiste a venderte un producto una vez que confirma que no es para ti. No me crucé con ninguno, pero que sepan que valen oro. 

A los 18 años no lo sabía, pero se empezaba a crear Big Panda como concepto.